El pasado 5 de julio, en unos comicios llenos de dificultades y afectados por la Covid-19, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) entregó el batón presidencial luego de gobernar el país durante 20 años, 16 de ellos ininterrumpidamente.
Sin dudas, fueron muchos los problemas que dieron al traste a la continuidad del PLD, desde errores en el manejo del gobierno en temas económicos y sociales hasta los denunciados casos de inmunidad y corrupción en el país.
Pero para muchos, el golpe de gracia fue lo ocurrido el pasado año -antes, durante y después de las elecciones primarias de ese partido-, que conllevó a la división y salida del exmandatario Leonel Fernández de la presidencia de la organización política para fundar otra nueva, La Fuerza del Pueblo.
A partir de ese momento, todo fue diferente y la teoría de divide y vencerás funcionó, siendo el PRM el principal beneficiado del conflicto.
Los resultados de los comicios manifestaron que el descalabro del PLD fue aprovechado por su rival y no solo ganó la presidencia con amplio margen, sino también arrasó en el Senado y dominó la Cámara de Diputados, y todos conocen el significado de gobernar con el Congreso a favor.
No obstante, si difícil es ganar una elección, también lo resulta llevar adelante a un país el cual, aunque desde 2004 está entre las naciones de la región con mayor crecimiento económico, tiene grandes desigualdades, serios problemas económicos y un alto número de pobres por atender.
Además, el nuevo gobierno heredó dos problemas grandes y complejos, la impunidad y la corrupción, ambos formaron parte de la campaña del nuevo presidente y la lucha contra ellos, dijeron, será prioridad.
El tiempo pasa rápido y ya el presidente Luis Abinader cumplió sus primeros 100 días de gobierno, periodo que él mismo valoró de forma positiva.
Al cumplir esa primera etapa, la cual siempre es observada con detenimiento para saber por donde va el rumbo de los elegidos, el jefe de Estado manifestó que lo alcanzado era solo el cumplimiento del programa de gobierno elaborado para su gestión.
Abinader, en una entrevista por la televisión nacional, abordó varios temas que consideró se destacaron en sus primeros días al frente de la nación, entre ellos, el enfrentamiento a los programas bajo los cuales senadores y diputados reciben recursos para usarlos en asistencia social, conocidos como barrilito y cofrecito, algo con lo cual dijo no estar de acuerdo y se pronunció por eliminarlos.
Asimismo, en cuanto a la lucha contra la corrupción manifestó estar comprometido con la transparencia y la institucionalidad, y precisó que la guerra contra ese mal ‘no es una lucha de un día, sino de estar atentos y de fortalecer todos los órganos de control’.
Sobre el tema salud, del cual manifestó lo difícil que ha sido lidiar con la Covid-19, expresó ‘estaba controlada’, y confirmó estar seguro que las medidas restrictivas impuestas por el Gobierno para hacer frente al virus ‘han sido correctas’, en vista del rebrote en otros países.
Puntualizó que la flexibilización de esas medidas para el fin del año dependerá de cómo evolucionen los indicadores de salud, los cuales aún están de cuidado.
Pero lo cierto es que desde finales de noviembre los casos de positivos a la Covid-19 crecen y el promedio resulta más elevado que en meses anteriores, aunque las cifras de fallecidos están en bajos niveles.
Con respecto a la política exterior de su gobierno, el mandatario tuvo palabras para el seguimiento que se da a las relaciones con Haití, pues -indicó- tienen ‘repercusión importante en todos los órdenes de la vida económica y social de nuestro país’.
Ratificó la importancia de los nexos estratégicos con Estados Unidos, su principal socio comercial, y apuntó que con China se llevará un vínculo transparente, una buena relación ‘porque respetamos a esa nación’.
Sin embargo, expresó: tenemos que ser claros, entre Estados Unidos y China existe una Guerra Fría, ‘nuestra administración se encontró esa guerra pero estamos a hora y media de los primeros, con más de dos millones de compatriotas viviendo allí y debemos tener una relación estratégica con ellos’.
Así las cosas, el 2020 llega a su final con la vista centrada en la Covid-19 y la crisis económica y social, sin obviar que en medio de esta situación varios procesos legales se llevan a cabo contra casos de corrupción, en los cuales sobresalen el de Odebrecht y la Operación Anti-Pulpo.
En cuanto a la economía, una vez reabiertos prácticamente todos los sectores, se comienza a ver la luz al final del túnel pero el futuro es incierto y de acuerdo con especialistas, el 2021 será bien complicado y en dependencia de como evolucione la pandemia, los números serán mejores o peores.
El turismo comenzó un ligero despegue, considerado válido, las zonas francas comienzan a dar dividendos, las remesas se comportan mejor de lo esperado y es de esperar que otras ramas comiencen a mostrar resultados.
Tal vez uno de los problemas más complejos que tiene por delante este gobierno sea desde el punto de vista social porque hoy por hoy miles de personas se mantienen sin trabajo y se les auguró la suspensión de los programas de ayuda económica.
Y no pocas familias vieron reducirse sus ingresos y niveles de vida, lo cual hace que los pobres hayan crecido y la extrema pobreza alcance números preocupantes.
El PRM volvió a tener las riendas del país en uno de los peores momentos de la historia dominicana y aunque sus voceros expresan optimismo, no les ha sido fácil dirigir la nación en los meses que llevan de gobierno, y lo más preocupante, les espera otro año difícil.
arb/ema
*Corresponsal de Prensa Latina en la República Dominicana