Vendedor de limones, ayudante de un bar o mensajero de farmacias fueron algunas de las faenas desarrolladas antes de montarse definitivamente sobre la bicicleta para convertirse en una leyenda de la disciplina.
Huérfano de padre apenas 11 días después de su nacimiento el 7 de abril de 1942, en el barrio Cristo Rey de la ciudad de Medellín, Rodríguez tuvo una niñez apagada durante la cual debió trabajar junto a sus cinco hermanos para ayudar a su mamá, Gertrudis Gutiérrez.
El propio exdeportista se hizo llamar ‘Cochise’ cuando tenía ocho años, tras verse atrapado por uno de los personajes protagónicos del largometraje estadounidense La Flecha Rota.
Debido a la precariedad en que vivía comenzó a trabajar desde los 14 años en una farmacia como mensajero, labor que realizaba en una bicicleta rudimentaria, la misma que utilizó para disputar sus primeras competencias.
Logró poco a poco renovar su ‘potro metálico’ y competir en diferentes pruebas hasta que fue patrocinado por la empresa Wrangler Caribú, la cual atendió su preparación y le llevó a conocer en su bicicleta las carreteras de Antioquia, Colombia y el mundo.
‘Yo creo que las ganas, los deseos de superación de una persona con hambre, que corre con las uñas, me hicieron sobresalir, hacerme ciclista’, declaró en una ocasión a la prensa de su país.
Y es que entrenaba el doble de sus compañeros, porque su interés por mejorar era constante; eso lo distinguió y le guió a conseguir sus primeros triunfos, como en la Vuelta a Colombia en 1961, en la cual fue el mejor novato, actuación que le valió para ser convocado al equipo nacional por el técnico francés José Beyaert.
Junto a Rubén Darío Gómez, Antonio Ambrosio y Alfonso Galvis representaron al país en la octava edición de la Vuelta de la Juventud Mexicana, en la que ‘Cochise’ ganó la primera etapa. Después en las versiones de 1964 y 1967 terminó subcampeón.
Sin embargo, predios mexicanos fueron testigos de uno de sus principales éxitos competitivos, cuando el 7 de octubre de 1970 en la pista del velódromo Agustín Melgar, del Distrito Federal, pedaleó un total de 47.566 kilómetros en una hora, récord mundial para aficionados.
La victoria le permitió coronarse como el mejor deportista de Latinoamérica de ese año, según la encuesta anual de la agencia Prensa Latina, convirtiéndose en el primer ciclista en recibir tal distinción.
El lapso entre 1963 y 1973 fue primordial para él al ganarle a todos sus rivales en las principales competencias donde tomó parte. Dominó las ediciones de 1963, 1964, 1966 y 1967 de las Vueltas a su país, en las cuales, además, consiguió vencer en 39 etapas.
Por su parte, en la clásica colombiana RCN brilló en 1963, mientras a nivel de Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe reinó en Kingston 1962, San Juan 1966, y Panamá 1970, así como en los panamericanos de Winnipeg 1967 y Cali 1971.
Triunfó en los Juegos Bolivarianos de Quito 1965 y Maracaibo 1970, (Venezuela), al tiempo que en 1969 la ciudad italiana de Varesse lo glorificó como el ‘rey’ de la persecución individual de ese campeonato mundial.
Como ciclista profesional se ganó el respeto de los principales adversarios y compañeros de la época, como el italiano Felice Gimondi:
‘Un gran amigo. Fue capitán del equipo de la Bianchi. Me colaboró mucho en Italia. Fuimos vecinos y nos llevábamos muy bien’, confesó el europeo a la Revista Solo Ciclismo.
Dentro del circuito de ligas mayores se proclamó campeón en la Vuelta al Táchira (1966, 1968 y 1971), ganó dos etapas en el Giro de Italia, y fue campeón del Trofeo Barachi (Italia, 1973) y del Gran Premio Cittá Di Verona.
Todas esas victorias le condujeron a alcanzar el premio al Mejor deportista de Colombia en los años 1967, 1968, 1970 y 1971, y ser considerado el mejor del Siglo XX.
Sus valores de hombre humilde, con un corazón gigante que supo ganarse el cariño de su pueblo y los aficionados al deporte en todo el mundo, le posibilitaron la fama, pero jamás abandonó sus principios.
Ni las ínfulas de gloria, ni sus numerosos premios le llevaron a creerse superior, y a sus 78 años trabaja en la parte educativa de la juventud, tanto cerca como lejos de las actividades deportivas.
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(El texto forma parte de la sección Leyendas, que revive historias de relevantes deportistas latinoamericanos)