Aunque tengamos delante un período duro, el 2021 será un buen año para la economía francesa, porque poseemos una capacidad excepcional de levantarnos, dijo en declaraciones a la radio local France Inter, a propósito de una caída del Producto Interno Bruto (PIB) en torno al 10 por ciento en 2020.
Según el titular, durante el primer semestre la pandemia mantendrá sus consecuencias negativas, con una pérdida importante de empleos y malos tiempos para las empresas, pero en el segundo vendrá una recuperación.
Respecto a la deuda pública, la cual pudiera acercarse en 2020 a un 120 por ciento del PIB como consecuencia de la Covid-19, Le Maire reiteró que el Gobierno no subirá los impuestos.
El camino de retorno al crecimiento económico no pasa por soluciones fáciles como aumentar los impuestos a los hogares y las empresas, la respuesta debe llegar con alternativas, aseguró.
Para el funcionario, urge retomar reformas, entre estas la polémica iniciativa gubernamental sobre el sistema de la jubilación, con la sustitución de los 42 regímenes de pensiones actuales por un sistema universal por puntos, repudiado por sindicatos y fuerzas progresistas de la sociedad, con el argumento de que golpeará el bolsillo de los retirados.
Le Maire también adelantó esfuerzos para aumentar los fondos solidarios de apoyo a las compañías afectadas por la crisis económica derivada de la pandemia.
Hoteles y restaurantes cerrados dejaron el año pasado enormes pérdidas a sus propietarios, a quienes el ministro de Economía prometió ayuda, en particular a los dueños de cadenas.
La Confederación General del Trabajo de Francia, el Partido Comunista y otras organizaciones sindicales, sociales y políticas acusan al gobierno de lanzar planes de rescate que benefician a las compañías, en lugar de a los trabajadores y la población.
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