Según el titular del ente judicial, Eduardo Ulloa, la cifra rebasa los 480 homicidios registrados en 2019, en tanto el 78 por ciento de los crímenes del pasado año fueron por arma de fuego, algunos con ejecuciones múltiples y secuestros, que se concentraron en las provincias de Panamá, donde radica esta capital, la vecina Panamá Oeste y la caribeña Colón.
Datos oficiales revelaron que los hombres representaron la mayor cantidad de víctimas y las mujeres, cerca de medio centenar, mientras que muchos de los casos estuvieron vinculados al crimen organizado, el tráfico de drogas y el ajuste de cuentas entre pandillas.
La víspera, durante su informe anual de gestión, Ulloa reconoció que en medio de la pandemia de Covid-19 ‘se dispararon algunos delitos’, pese a las restricciones de movimientos, toques de queda y cuarentenas obligatorias.
‘Esto se da porque la actividad del narcotráfico se incrementa a nivel internacional y eso produce una serie de actos como homicidios y atentados entre ellos, que de alguna u otra manera afectan a la ciudadanía’, afirmó.
Destacó que para combatir el aumento de la criminalidad durante la pandemia se estableció una cooperación interinstitucional entre el Ministerio Público y los cuerpos de seguridad.
‘Logramos una coordinación muy efectiva con la Policía Nacional y con los otros organismos de seguridad, logramos incrementar la presencia de los estamentos de seguridad en las calles’, lo cual generó el desmantelamiento de una banda de secuestradores y la desarticulación de dos de las más importantes del país dedicadas al sicariato, entre otras acciones.
El abogado y criminólogo Fernando Murray reconoció que ‘la contención a la movilidad generó también que la criminalidad se adecuara a la dinámica de horario y restricción, y sobre todo a la forma de vulnerar las acciones policiales que en ese momento estaban mayormente concentradas en el tema de la seguridad sanitaria’.
Precisó que tras la apertura de actividades económicas en junio y el levantamiento de la primera cuarentena obligatoria, ‘comenzaron a manifestarse hechos vinculados a delitos del pandillerismo, venganzas privadas y muertes por encargo’.
De acuerdo con un artículo del diario Panamá América, el crimen organizado cobra cada año más de 400 vidas como promedio en la nación centroamericana.
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