En una declaración en la víspera del aniversario del inicio de los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a este territorio (24 de marzo de 1999), el también ministro del gobierno aseguró que el objetivo principal de aquellos 78 días, pese a la violencia militar, política y legal, no se logró hasta la fecha y no lo será nunca.
‘La identidad construida durante siglos en base a la libertad y Estado e Iglesia propios, con Kosovo como la verticalidad espiritual de toda la nación, ha resistido y sigue resistiendo todas las presiones, violencia y amenazas’, añadió.
Indicó que el único pecado de Serbia para ese pacto militar fue defender su libertad y el derecho a sostener una política soberana e independiente y el rechazo a entregar parte de su territorio (la provincia autónoma de Kosovo) a separatistas y asesinos.
Miles de civiles inocentes asesinados, destrucción de hospitales, escuelas, fábricas y puentes conforman la huella vergonzosa de la agresión de la OTAN al territorio de Serbia, rememoró.
Las bombas de uranio empobrecido, subrayó Popovic, dejaron secuelas duraderas para la salud de la población, mientras que la economía aún no se recuperó del daño material causado, calculado en decenas de miles de millones de dólares.
Las verdaderas intenciones de la agresión, añadió, relucieron inmediatamente después y consistían en destruir la economía, doblegar la moral y someter a un país libre y a un pueblo libertario para mostrar a las demás naciones amantes de la libertad que no hay más poder en el planeta que el de su fuerza militar.
Quienes planearon este crimen, remarcó, pretendían que la OTAN fuera el principal factor militar y político en Kosovo y convertirlo en un estado bajo su control y administración.
Si en el tiempo transcurrido no se convencieron de que eso constituye un esfuerzo inútil, lo estarán en cada nueva década transcurrida de ese acto criminal y en cada nueva generación de serbios para quienes Kosovo siempre será el corazón de Serbia, vaticinó.
Popovic concluyó su declaración con una exhortación a no olvidar esos 78 días de bombardeos, niños muertos y el país destruido, defender que Kosovo es el corazón de Serbia y decir áNunca! al ingreso de su país a la OTAN.
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