Guatemala necesita un despertar nacional para dar paso a la continuidad del desarrollo nacional con la Revolución del 44 y la proyección de los Acuerdos de Paz firmados hace 24 años porque no hay otro camino que esa agenda, ratificó en un mensaje con motivo de la histórica fecha uno de sus actores principales.
La hoy Urgn-maiz recordó que entonces ‘por primera vez el Estado de Guatemala volteó la vista a los Pueblos Indígenas, a la población rural y a las grandes mayorías marginadas, quienes empezaron a ocupar su lugar como principales sujetos sociales de este país, con pueblos de cultura milenaria y resistencia heroica frente al racismo y colonialismo’.

Se iniciaron, con el apoyo y acompañamiento de la comunidad internacional, las principales reformas que debieron fortalecer al Estado y sus capacidades de prestar seguridad, justicia y desarrollo a la población, rememoró en una nota oficial.
Sin embargo, argumentó, esos propósitos fueron bloqueados, al imponerse una ‘voraz agenda neoliberal privatizadora y un sistema clientelar a la población, al tiempo que se fortaleció la impunidad y la corrupción por los grupos paralelos de poder’.
A juicio de la Urng-maiz, a 24 años posteriores del fin de la guerra interna, se acrecentó la pobreza y desigualdad social, y la capacidad del Estado de propiciar desarrollo.
‘La oportunidad perdida tiene responsables. Los poderes económicos más retrógrados y los grupos paralelos de poder detrás del sistema de corrupción e impunidad que en la actualidad tienen cooptados los tres poderes del Estado’, aseguró en su mensaje.

‘Después de cuatro décadas de dictaduras militares y oligárquicas, del cierre de espacios democráticos, del abandono y desprecio a las grandes mayorías sociales, y de 36 años de enfrentamiento armado interno y brutal represión gubernamental, los Acuerdos de Paz se presentaron como la gran esperanza nacional; no obstante, su agenda sigue siendo el camino’, afirmó el partido con tres diputados en el Congreso (2020-2024).
El 29 de diciembre de 1996, el Gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (Urng) suscribieron el Acuerdo de paz firme y duradera como conclusión de un proceso iniciado en 1987 con una docena de textos para poner fin a una costosa guerra y crímenes por parte del Ejército con saldo de más de 200 mil muertos y 45 mil desaparecidos.
En las distintas etapas de las negociaciones participaron los presidentes Vinicio Cerezo Arévalo (1986-1990), Jorge Serrano Elías (1991-1993), Ramiro de León Carpio (1993-1996) y Álvaro Arzú Irigoyen (1996-2000).
mgt/mmc