‘Biden significa esperanza de que lo peor haya pasado’, dijo Hal Klepak, profesor emérito de historia y estrategia del Colegio Militar Real de Canadá, citado por el diario New York Times en un análisis sobre los efectos de la medida del Departamento de Estado contra Cuba.
‘Quiere decir: la posibilidad de una apertura renovada al estilo de (presidente Barack) Obama. Quiere decir: escuchar a la CIA, al Pentágono y a Seguridad Nacional sobre el valor de Cuba como amigo y colaborador y no como enemigo’, subrayó el académico.
La decisión de devolver a Cuba a la lista de estados acusados de patrocinar el terrorismo -una designación que se aplicó durante más de tres décadas, hasta que el presidente Obama la levantó en 2015- puso fin a un esfuerzo implacable de la administración Trump para imponer restricciones económicas y diplomáticas a la isla, valora el rotativo.
El Secretario de Estado, Mike Pompeo, y otros ‘trabajaron con enfoque en la revocación de cualquier cosa que pudiera ser vista como un beneficio para el gobierno de Cuba’, dijo por su parte Ted A. Henken, profesor asociado de sociología en el Baruch College de Nueva York.
Aunque la empresa de Trump estudió la posibilidad de invertir en Cuba poco antes de que asumiera el cargo, como presidente puso a la isla las sanciones más severas en más de medio siglo, señaló el Times.
En ese sentido, agregó, se prohibió el atraque de cruceros estadounidenses en la isla, se prohibieron las remesas de Estados Unidos y se impidió que llegaran con su carga buques cisterna que transportaran petróleo de Venezuela.
Por otra parte, apuntó, los esfuerzos de la actual administración para revertir las iniciativas de Obama hicieron retroceder el desarrollo del sector privado en Cuba e imposibilitaron los esfuerzos de las empresas estadounidenses que trataron de construir relaciones basadas en la distensión de Obama.
Acentúa el artículo del diario neoyorquino que aunque los cubanos rechazan la política de la administración, miran más allá de Trump, mientras lo acusan de hipócrita a la vez que tildan la acción como un acto de ‘oportunismo político’ del gobernante para obstruir las relaciones entre los dos países.
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