Con el fin de la protección del Gobierno a medicamentos, combustibles y trigo, los presagios de una tragedia comienzan a tornarse ciertos.
Compras de pánico y aumento de las tasas de criminalidad dominaron los titulares de las últimas semanas en forma de advertencia de lo que está por venir.
Un sistema fiscal deficiente y el gasto social restringido por el servicio de la deuda, impone a la mitad de los libaneses la llegada de solo 10 por ciento del ingreso nacional, mientras el uno por ciento recibe la cuarta parte, según la economista Lydia Assouad
Antes del anuncio por el Banco Central de la posible eliminación de subsidios, el Gobierno negociaba con el Fondo Monetario Internacional un préstamo de 10 mil millones de dólares destinado a beneficiar a pobres y desempleados, pero las conversaciones colapsaron.
Era una manera de encontrar un término medio entre preservar las deprimidas reservas de moneda extranjera y proteger a los menos favorecidos de los aumentos de precios.
Pero con una economía que se contraerá 25 por ciento en 2020, inflación de hasta 120 puntos porcentuales y más de la mitad de la población bajo el umbral de la pobreza, hallar ese término medio depende de factores externos.
Una red de seguridad nacional supondrá la posesión de al menos 1,5 mil millones de dólares en 2021, según proyecciones emitidas por el Gobierno.
Los precios de los productos básicos podrían elevarse hasta 400 por ciento si no hay una alternativa, advirtió la organización no gubernamental Consumer Lebanon.
La parálisis política, la disminución de las reservas de divisas y los estrictos controles de capital aplicados por los bancos comerciales, originaron una depreciación de la moneda nacional de 80 por ciento de su valor respecto al dólar.
‘El estado se enfrenta actualmente a una dura paradoja, elimina los subsidios o pone en juego el mínimo de reservas nacionales y toca los ahorros de los depositantes privados’, declaró Marwan Barakat, economista jefe del grupo y jefe de investigación de Bank Audi.
A juicio de ese especialista, romper ese círculo vicioso depende del exterior y que el Gobierno recupere credibilidad y capte donantes internacionales.
Una de las esperanzas, agregó, consiste en que se instale un Ejecutivo creíble y acuda en su ayuda una conferencia internacional prometida por el presidente francés, Emmanuel Macron, caso de que avance una iniciativa de instalar un Gabinete alejado de los partidos políticos.
‘Los desequilibrios financieros y monetarios en este país son enormes, aunque todavía hay una salida posible si existe voluntad política, toman decisiones correctas y el próximo Gobierno adopta medidas drásticas inmediatas’, dijo Barkat.
Los libaneses deben prepararse para desafiar pronósticos de disturbios sociales y de seguridad en 2021, advirtieron analistas políticos y funcionarios.
De aplicarse de inmediato reformas estructurales, un requisito demandado por la comunidad internacional, fluirá ayuda financiera para esquivar una crisis que contempla lo económico, lo político y lo social y un temible colapso total.
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