A través de su cuenta en la red social Twitter el Ministro de Relaciones Exteriores manifestó que ‘la interpretación (…) ignora el espíritu de equidad y la búsqueda fundamental de la conciliación entre las partes, tal como fue concebido el Acuerdo’.
El 18 de diciembre, con 12 votos a favor y cuatro en contra, el CIJ se declaró competente para conocer la disputa por el territorio Esequibo que mantienen Venezuela y Guyana desde hace más de 100 años, y a través de un comunicado oficial la cancillería venezolana sentó postura ante la comunidad internacional con respecto a la sentencia.
En el texto se repudia el fallo emitido en los términos referidos, a la vez que reivindica, una vez más, la vigencia del Acuerdo de Ginebra.
‘Venezuela ha estado y está dispuesta a entregarse a dichas negociaciones amistosas para alcanzar un arreglo mutuamente satisfactorio’, indicó Caracas al señalar la incapacidad de la vía judicial para alcanzar una solución práctica para ambas partes.
El Gobierno venezolano aseveró que continuará ejerciendo su justo reclamo sobre la integridad territorial, y propuso el inicio de conversaciones directas con las autoridades guyanesas, en apego al Derecho internacional.
El Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899 fue el veredicto emitido por un tribunal creado dos años antes, en el cual Estados Unidos (en representación de la parte venezolana) y el Reino Unido sometieron a arbitraje internacional la disputa fronteriza.
La sentencia resultó favorable al gobierno británico, al adjudicarle más de 159 mil kilómetros cuadrados de territorios al oeste del río Esequibo.
Venezuela protestó por considerar que existieron vicios de nulidad en la decisión; sin embargo, no fue hasta 1962 que se lograron avances tangibles tras el hallazgo de documentos que comprometieron su legalidad.
La admisión de la demanda de Venezuela en la Organización de las Naciones Unidas conllevó la firma del mencionado acuerdo de 1966, según el cual, la región permanecería bajo el control de Guyana, que recibió su independencia ese mismo año.
Sin embargo, el tratado reconoció el reclamo venezolano de soberanía sobre el Esequibo y obligó a los Estados firmantes a encontrar una solución concluyente, pacífica y honorable para ambas partes, por la vía de la negociación política.
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