Al sumar esa cantidad, el país superó el medio millón de infectados desde la aparición del brote a comienzos del año previo.
El dato exacto es de 504 mil 269 contagiados en el período y tres mil 704 fallecidos por la grave enfermedad, puntualizó The Jerusalem Post.
Según la publicación los hospitales del país están prácticamente llenos, y muchos se ven obligados a abrir nuevas salas para brindar asistencia a los enfermos.
A causa del incremento en los contagios el Gobierno ordenó un bloqueo casi completo, durante el cual permanecen activos sólo servicios esenciales y está autorizado a salir de casa para trabajar el personal declarado imprescindible.
Desde mediados de mayo millares de ciudadanos protestan en las calles cada sábado para pedir la dimisión del primer ministro, Benjamin Netanyahu, a quien acusan de corrupto y de inepto en el manejo tanto de la emergencia sanitaria como de la debacle económica asociada.
En medio de la campaña para frenar la diseminación del virus, alrededor de un millón de ciudadanos israelíes fueron inoculados con al menos una dosis de la vacuna estadounidense-alemán PfizerBioNTech, proceso que proseguirá tras la llegada de otros lotes, añadió el periódico.
Organizaciones de derechos humanos radicadas en Israel exigieron incluir a los presos palestinos en el esquema de vacunación, dado el riesgo que representa permanecer tras las rejas en penales hacinados con ausencia casi total de medidas preventivas, alertaron.
El ejecutivo decidió priorizar a los guardias del sistema penitenciario, descartando de momento aplicar vacunas a esos reclusos, que son más de cuatro mil, denunció este martes la agencia de noticias Wafa, que cita declaraciones de un comité de solidaridad.
De igual forma el Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel envió al Gobierno de su país la misma demanda.
La semana previa unos 200 rabinos pidieron adelantar la vacunación para proteger a los israelíes y, al mismo tiempo, garantizar la salud de los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza.
Es una obligación moral y religiosa ayudar a salvar la vida de otros seres humanos e Israel como potencia ocupante debe actuar en consecuencia, dijeron.
mgt/ap